En estos momentos, la situación de falta de docentes a nivel mundial es grave. Según la UNESCO, para alcanzar la universalización de la enseñanza en 2030 serían necesarios 69 millones más de docentes. A pesar de que los Objetivos de Desarrollo Sostenible señalan el profesorado como un elemento clave para el cumplimiento de la agenda de educación 2030, el insuficiente número de docentes continúa siendo un problema.
La actual situación provocada por el Covid-19 aumenta las dificultades y los retos para los profesores y profesoras a nivel mundial. El cierre de las escuelas ha afectado ya a más de 1.500 millones de estudiantes, de entre los cuales las niñas son las más damnificadas, ya que más de 11 millones de niñas no volverán a la escuela este año.
La falta de docentes se debe, en gran parte, a la dificultad para encontrar personas formadas para ejercer esta profesión, especialmente en países en los que existe una alta tasa de analfabetismo, pero también como consecuencia de los contextos de pobreza o crisis humanitaria que fuerzan el éxodo del personal docente.
En la enseñanza primaria y secundaria en África Subsahariana tan sólo un 64% y un 50% de los docentes, respectivamente, cuentan con formación, hecho que se agrava aún más en el caso de las mujeres, ya que encuentran más dificultades para acceder a la educación y poder formarse como maestras.
En la mayor parte del mundo, la enseñanza es cada vez más un oficio en el que predominan las mujeres. Sin embargo, las mujeres docentes son aún minoría en muchos de los países de África Central y Occidental, donde sólo representan el 44,9% del profesorado, debido a la discriminación y exclusión que sufren niñas y mujeres en estos contextos.
Mariam es maestra en una de las escuelas del Servicio Jesuita a Refugiados en el campo de refugiados de Djabal en Chad y beneficiaria del Programa La Luz de las Niñas. “Las niñas que van a la escuela son muy pocas en comparación con los niños. Deseo que en un futuro haya igualdad entre niñas y niños en el trabajo y la educación”.
En África, el aumento del número de maestras es esencial para la transformación de la escuela y en el acceso de las niñas a una educación de calidad. Según la última evaluación PASEC (Programa de Análisis de los Sistemas Educativos), la presencia de profesoras en las aulas tiene un efecto altamente beneficioso en la educación de las niñas. Maestras como Mariam son un referente para muchas de las niñas, que se sienten más motivadas a continuar con su educación, proporcionan un espacio más seguro para las niñas frente al acoso sexual y la violencia de género y una oportunidad para la transformación de la escuela en un entorno de igualdad.
Desde Entrecuturas, a través del programa La Luz de las Niñas, y junto a sus organizaciones socias en terreno, el Servicio Jesuita a Refugiados y Fe y Alegría, trabajamos en la formación del personal docente para garantizar un ambiente seguro y de protección para las niñas y promover relaciones de igualdad y no violencia en la escuela. En concreto, en África, el programa apoya la formación y empoderamiento de las maestras promoviendo así una mayor participación de las mujeres en el sistema educativo.
Equipo de comunicación del programa La Luz de las Niñas