Pregón Semana Ignaciana y Fiestas Colegiales 2023

Buenos días,

Como ya todos sabréis, hoy comenzamos la Semana Ignaciana en nuestro colegio, que culminará este domingo con la festividad de San José. Esta va a ser una semana algo especial, pero no por ello deja de ser interesante pararse a pensar y echar la vista atrás a los orígenes de toda esta celebración.

Os propongo un viaje temporal, para que así entendamos lo que somos hoy en día. Para entender las bases de la institución de la que formamos parte. Y entender cómo sólo con la formación académica no basta para alcanzar un mundo mejor.

La Semana Ignaciana tiene sus raíces en el planteamiento educativo del fundador de la Compañía de Jesús, de sobra conocido por todos, San Ignacio de Loyola. Un hombre convencido de que la excelencia se conseguía al conjugar valores y saber. Una idea, que, aquí, en nuestro colegio, sigue prevaleciendo.

“¿De qué te sirve ganar al mundo, si al final pierdes tu alma?” La ambición y la vanidad, queda demostrado, nos ciegan y nos hacen olvidarnos de quienes somos en verdad. El corazón está para ser escuchado, y debería hacerse con más frecuencia. Por mucho que el cerebro sea nuestro instrumento racional, también debemos escuchar nuestro interior, y dejarnos aconsejar y guiar.

Perder el alma es toda un tragedia. Porque como todo proyecto de vida, cuesta esfuerzo construirla. Hay que ir asentando todas las enseñanzas en nuestro interior y desterrando todo aquello que, sabemos, nos hace mal. Se puede ganar al mundo, sí; pero con humildad y honradez.

Hemos oído muchas veces que no basta con una promesa, con una declaración de intenciones, o con un juramento. Sólo es cierto lo que se lleva a cabo. “El amor se ha de poner más en las obras que en las palabras”. Precisamente por eso. Porque las palabras, si carecen de obras, están vacías. Vacías porque no tienen garantía de su cumplimiento.

En cambio, si las obras se acompañan con palabras, ganan valor y perpetuidad. Nuestros actos permiten legitimar nuestros discursos, y son la única herramienta infalible para la confianza. Ya sea con uno mismo o con los demás. Sólo a través de acciones se alcanza la convicción de que nuestras ideas se pueden llegar a materializar.

Y nuestros proyectos llegaran a buen puerto sólo si se trabaja en comunidad. Somos seres sociales, necesitamos de los demás para vivir, para sentirnos realizados. De ahí la importancia de la educación en valores. Simplemente respetando a los demás, se puede llegar muy lejos. Juntos formamos el engranaje que ha de mover el mundo en los años venideros. Somos nosotros, los que hoy estamos aquí, la herramienta de progreso de la humanidad.

Debemos entonces estar preparados para afrontar nuevos retos y responsabilidades. “Preparados” quiere decir precisamente eso, listos para actuar, con los conocimientos necesarios para hacernos valer, pero con los valores adecuados para hacernos respetar. Y en esa mezcla se encuentra la clave del éxito, y de la satisfacción personal. Sólo siendo conscientes de lo que valemos, podremos alcanzar nuestros objetivos, individuales y colectivos.

Espero que esto os haga reflexionar, y que os ayude a encarar esta semana de festividades de otra manera. Siendo más conscientes del porqué de esta celebración, de lo que verdaderamente somos.

Dicho esto, ¡qué comience la Semana Ignaciana!

Diego Crespo

Alumno de cuarto de la ESO